En la comunidad de Alpamalag, Cotopaxi, unas diez comunidades indígenas mantienen la fiesta del danzante, una tradición prehispánica en la que se bailaba en honor al dios sol y a la cosecha de maíz, quinua, habas y otros frutos de la tierra. Con la conquista hubo la simbiosis, la religión católica impuso el Corpus Christi en coincidencia con el naciente solsticio de verano o inicio de la cosecha indígena. El día sábado, la fiesta es de los blanco-mestizos. Alrededor de 50 comparsas de todo el país, participan por el codiciado Danzante de Oro, un trofeo que lleva el prioste invitado. La fiesta en Pujilí dura siete horas y está presidida por el alcalde, los concejales, ministros, militares de alto rango e invitados especiales.
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