EL CANDIDATO
Créditos

CRÉDITOS: Fuente: Santiago Zeas B. Coordinador | Foto: Armando Prado | Programación: Fernando Torres| Diseño y maquetación: Julio Arteaga

Grupo EL COMERCIO publica una serie de perfiles a los ocho binomios que aspiran a la Presidencia y Vicepresidencia a la República.
El orden de publicación de la ‘radiografía’ de los postulantes se realiza según el número de lista del partido que representa.

EL CANDIDATO DE LA REVANCHA IDEOLÓGICA

Alberto Acosta Espinosa nació el 21 de julio de 1948, tiene 65 años. Fue Subgerente de Comercialización de la petrolera estatal CEPE, consultor de la Organización Latinoamericana de Energía; Ildis y asesor de la Ceols y los movimientos indígenas; cinturón negro de karate, hincha del Quito. Conduce un San Remo de 1984. Fue Ministro de Energía, de este Gobierno, que le dejó sin la amistad de ministros como Xavier Ponce. No habla más que en off de otros funcionarios por miedo a que salgan del 'Olimpo'. Fue el asambleísta más votado de la Constituyente, que presidió y que lo convirtió en el hombre más poderoso del Ecuador durante ocho meses.

 

Su pensamiento

Este candidato ironiza diciendo que Rafael Correa es como un chofer imprudente, que pone direccionales a la izquierda y curva hacia la derecha. Y ha asegurado que el Presidente sufrió una liposucción ideológica. Por ello, los gobiernistas lo critican. El asambleísta Paco Velasco era muy cercano a Acosta. Durante la caída de Lucio Gutiérrez dirigía Radio La Luna y ambos aparecían dándose abrazos solidarios. Ahora señala: “Alberto es un hombre bueno y honesto, pero le encanta ser el izquierdómetro”. Es decir, él define quién está en la derecha o en la izquierda. El aludido sabe que le tachan de radical, de ecologista infantil y trasnochado por estar en contra de la explotación minera o por apoyar la Iniciativa Yasuní-ITT. Pero hoy asegura que busca radicalizar la democracia, las libertades...

Lo que quiere olvidar

Él no se arrepiente de haber renunciado a la Presidencia de la Constituyente de Montecristi, el 24 de junio del 2008, sin haber dado una batalla política, cuando aceptó el pedido de la cúpula de A. País. Acosta manejaba una Asamblea de plenos poderes, por tanto era el hombre con más fuerza en el país. Pese a ello permitió que se impusieran quienes lo presionaban para cumplir con los plazos del Gobierno en la redacción de la nueva Carta Política. Su tesis de que era importante el debate antes que los tiempos, no caló y así le cedió su lugar a Fernando Cordero, quien legisló con un cronómetro. Para María Paula Romo, Acosta se equivocó al no haber politizado su salida sin plantearla como un conflicto de fondo. Acosta quedó al margen de la revolución ciudadana, pero no lo ve como un error histórico.

Su patrimonio

2 autos. Su esposa maneja un Toyota, valorado en unos USD 20 mil y él, un San Remo, de USD 2 000, que le dejó su padre.

2 departamentos. Uno valorado en USD 70 mil y otro, en USD 180 mil poseen él y su esposa.

1 casa está en proceso de hacer efectiva la posesión de una casa que heredó de su madre, que falleció en el 2012.

2 949,95 USD declaró al SRI en el 2011. Hasta ahora no ha presentado su declaración del 2012. En el 2010: USD 3 604.

7 131 USD es el monto más alto que ha declarado al SRI en los últimos 10 años, fue en el 2009.

0 USD por concepto de sueldo recibe en este momento. Solicitó una licencia sin sueldo en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

Su talón de Aquiles

Opositores y ex coidearios lo ven como un candidato a la fuerza. Pero Acosta dice que es porque él no tiene ambición de poder. Es el rostro de una coalición cuestionada que llevó a la Presidencia a quien hoy combate. La Coordinadora de las Izquierdas integra, básicamente, a los desertores del Gobierno. Por eso es criticada su alianza con el MPD, brazo político de la UNE y de la FEUE. Fander Falconí, titular de la Senplades y amigo de Acosta, no ve bien que ahora “comparta posiciones caducas como las de los garroteros del MPD, que destruyó las universidades públicas”. Mientras que Paco Velasco no lo considera un buen administrador. Recuerda que prefirió al Oro Verde para que preparara los almuerzos en Montecristi en lugar de concesionar el servicio a las mujeres del cantón.

 

Su fortaleza

Hasta sus adversarios resaltan que es un hombre decente, que no se ha movido de su línea ideológica: la izquierda. Ha escrito más de cien textos, para libros individuales y colectivos sobre la deuda externa, el petróleo, el TLC, el buen vivir. Varios con Fander Falconí, quien comenta que su amistad es vieja y merece respeto. Él sostiene que el mejor Alberto es el académico. Recuerda que libros suyos como el de ‘La deuda externa (el más vendido de 1990 en el país). Dos de sus primos tienen puestos directivos en el Banco del Pichincha. Su abuelo fue gerente de la entidad. Pero él prefirió estar cerca de los sectores sociales. Desde los ochenta asesoró a la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (Ceosl) y a la Conaie, lo recuerdan el fiscal Galo Chiriboga y Humberto Cholango.

Sus hábitos y familia

Es hincha del Deportivo Quito, bromea diciendo que a Quito los fregaron (el alcalde Augusto) Barrera y la Liga. El fútbol lo apasiona pero no es un buen jugador. No le gusta la cebolla, como a Eloy Alfaro -se defiende-. Entre risas comenta que le habría encantado prohibir su consumo por mandato constituyente. Bebe al menos una botella de ‘agua de Güitig’ al día. Es cinturón negro en karate y practica, al menos un minuto por día, sus katas o movimientos rituales de esta disciplina, para que “respire su espíritu” y para dominar su carácter. Lee textos técnicos de economía. Entre sus libros de cabecera está ‘El arte de la guerra de Sun Tzu’. Vive con Ana María Varea, en unión libre desde hace 28 años. Tienen dos hijas, de 27 y 24. Y un hijo de su primer matrimonio, que le ha dado dos nietos.

Con quién camina y se rodea

Darwin Seraquive es el secretario de la campaña y está muy cerca de él. Se conocieron en Montecristi Vive, ya que fue asesor de Betty Amores, una de sus cercanas, que dejó el movimiento. También son de su equipo Decio Machado, Juan Cuvi y Fernando Arcos. Ellos a veces lo acompañan a los viajes, pero más que nada se dedican a coordinar acciones. En los autos en los que se desplaza el candidato pocas veces han ido compañeros de otros sectores de la Coordinadora. En ocasiones han estado Édgar Isch (MPD) y Rafael Antuni (Pachakutik). Acosta está pendiente de quienes viajan en sus caravanas, se preocupa por saber dónde dormirán y qué comerán. Francisca Frisone ‘Kika’, de los movimientos sociales, revisa lo que le escriben en redes sociales. Silvana González coordina el trabajo de prensa.

“Procuro no ser importante sino útil, como me aconsejó mi padre. No trabajo por vanidad personal. Mi hoja de ruta es la Constitución de Montecristi”.