UN CONSTITUYENTE
Créditos

CRÉDITOS: Fuente: Santiago Zeas B. Coordinador | Foto: Armando Prado | Programación: Fernando Torres| Diseño y maquetación: Julio Arteaga

Grupo EL COMERCIO publica una serie de perfiles a los ocho binomios que aspiran a la Presidencia y Vicepresidencia a la República.
El orden de publicación de la ‘radiografía’ de los postulantes se realiza según el número de lista del partido que representa.

UN CONSTITUYENTE A LA SOMBRA DE ALIANZA PAÍS

Norman Stef Wray Reyes tiene 43 años y nació en Quito. Doctor en Jurisprudencia de la Universidad Católica. Tiene un diplomado en gobernabilidad y democracia ambiental. Fue elegido asambleísta y concejal de Quito por Alianza País.

 

Su pensamiento

Si se juzga a Norman Wray por sus propuestas es un socialdemócrata a carta cabal. Quiere gobernar desde la participación ciudadana, incluyendo a las minorías sociales y respetando el medioambiente. Su discurso por el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres es conocido desde que subía al atril en Ciudad Alfaro, allá por 2008, cuando se forjaba la Constitución. Luego se convirtió en el primer presidente hombre de la Comisión de Equidad Social y Género en el Cabildo quiteño. “Sus tesis de avanzada”, como las califica Oswaldo Moreno, analista electoral, lo convierten en un “liberal de izquierda”, desde la concepción moderna de la política. Pero desde lo económico, “es la continuación del modelo actual, pero con modificación en libertades”.

Lo que quiere olvidar

En la hoja de vida del candidato dice que fue asambleísta constituyente y concejal del Distrito Metropolitano de Quito. Pero no menciona que comulgaba con Alianza País. Desde Ruptura explican que “la separación se dio por una serie de errores, como la falta de fiscalización a ex ministros (Rafael Poveda, Caroline Chang…) y que el error final fue la consulta popular (mayo 2011), por la injerencia del Ejecutivo en la justicia”. Pero aquella comunión tuvo consecuencias. Cuando terminó la Constituyente, Wray presidió la Comisión de la Reforma del Estado y Gestión Pública y dejó pasar el Código de la Democracia. El asambleísta César Montúfar dice que este cuerpo legal “permite que el Presidente en reelección haga lo que quiera en términos de uso de recursos públicos en campaña”.

Su patrimonio

94 mil dólares tiene de patrimonio. Dos propiedades también de sus padres.

13 mil dólares deudas por un crédito y por consumo en una tarjeta.

15 mil dólares es el avalúo de su vehículo Chevrolet Grand Vitara del 2010.

1 tarjeta de crédito posee con un monto máximo a gastar de USD 6 500.

2 cuentas tiene en el Banco de Pichincha. Una de ahorros y otra corriente.

2 sueldos percibía Wray. Uno como concejal y otro como profesor.

Su talón de Aquiles

La reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres ha levantado el resquemor de sectores conservadores. Hay iniciativas por Internet que promueven el voto católico y que han hecho de Wray un blanco. Se trata del Observatorio Electoral Católico. Andrés Elías, uno de sus miembros, dice que “traen un paquete importado de Europa” y “que no es un candidato confiable para los intereses católicos”. Para el analista Oswaldo Moreno, es “el actor más visible en el post-correísmo”, pero ahora está fuera de su tiempo. “Quieren hacer de Ecuador una Holanda en pocos años y eso va a ser bastante difícil”, señala. Otro punto que juega en contra de Ruptura es el escaso conocimiento que el país tiene del candidato principal y que se le atribuya falta de experiencia.

 

Su fortaleza

Norman Wray está rodeado de jóvenes políticos, con formación, señala el analista Oswaldo Moreno. La gente del movimiento Ruptura se define como un equipo de profesionales y cuenta con apoyo de ecuatorianos que trabajan o estudian en el extranjero (Estados Unidos, Europa y Sudáfrica). Wray, por ejemplo, es doctor en jurisprudencia y tiene un diplomado en gobernabilidad y democracia ambiental en Reino Unido. Para Francisco Jiménez, candidato a asambleísta por el Guayas y ex gobernador de Rafael Correa, otra de las principales fortalezas es la coherencia: “Hacemos lo que decimos, no mentimos ni intentamos comprar votos”. No son parte de la partidocracia del país y ninguno de los miembros del movimiento que han ocupado cargos públicos, ha tenido escándalos políticos”.

Sus hábitos y familia

La música es su pasión y aunque no tiene estudios formales pasa mucho tiempo con sus armónicas y no deja de ir a los ensayos del grupo de blues ‘Los Tigres del Chaulafán’. En el mismo ‘spot’ de campaña aparece con una Hohner Bluesharp, afinada en escala mayor en Do. La bicicleta también le ayuda a desconectarse. Cuando trabajaba en el Municipio usaba el carro oficial para subir desde su casa en Puembo y llegar a la de su madre, en la Jipijapa, a recoger la bicicleta y movilizarse. Por la campaña dejó de lado el ejercicio, pero para mantenerse activo toma vitamina B. Otra actividad que dejó de hacer es despertar a su último hijo, Emiliano, que tiene un año y medio. También se está perdiendo parte del quinto mes de embarazo de su segunda esposa. Con este nuevo bebé, sumará cuatro hijos.

Con quién camina y se rodea

Uno de los incondicionales de Norman Wray es Malki Sáenz, ambientalista y sociólogo, que fue asistente técnico en la Iniciativa Yasuní. Pero aparte de él, todo el equipo de Ruptura trabaja para definir los ejes. María Paula Romo, Valentina Ramia y Beatriz León le asesoran en los temas políticos y económicos. Todo esto guarda coherencia con la forma de pensar del candidato. Pero todos los cuadros de Ruptura están volcados con la campaña. Su esposa, Lucía Norris, a pesar de su embarazo, siempre lo acompaña. Ella, con dos licenciaturas (una en Relaciones Internacionales y otra en Comunicación Organizacional) trabaja con las consecuencias del cambio climático. También es una aliada estratégica en la definición de los planes de su esposo y candidato.

“Uno como político debe ser más flexible y tolerante con las manifestaciones de rechazo, dentro del ejercicio de la libertad de expresión o en la discusión pública”.