Parque Nacional SumacoEn el Parque Nacional Sumaco Napo-Galeras nacen vertientes importantes para la Amazonía.
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Durante un recorrido de 700 metros entre pendientes, ramas, huellas de tapir, de osos de anteojos y plantas perfumadas aparecen decenas de especies
La abundancia de agua en los árboles, flores y hojas no solo caracteriza al bosque montano bajo, uno de los cinco ecosistemas del Parque. Este recurso da vida a miles de especies y alimenta a las vertientes que dotan de agua a las poblaciones cercanas, como Tena, Archidona, Cosanga y otras localidades.
Juan Pablo Cedeño, administrador del Parque Nacional, señala que Sumaco incluso aporta a los proyectos Coca-Codo Sinclair, Hidroeléctrica Quijos e Hidroeléctrica Victoria. “Muchos de los afluentes que van a estos lugares nacen de las áreas protegidas, como Sumaco, Cayambe -Coca y Antisana”.
Sumaco alberga todo un patrimonio forestal. Javier Haro, guardaparques, afirma que los bosques de esta zona proveen de plantas medicinales y frutos silvestres. Quienes más conocen esta vegetación son los habitantes de las únicas comunidades kichwas que habitan dentro del Parque.
De estas coloridas especies también viven los colibríes, pavas de monte y otras aves. Para salvarlas de la caza, los guardaparques dan charlas de educación ambiental en las zonas aledañas.
El ave conocida como paujil, que tiene el tamaño de un gallo, es uno de los motivos que impulsan a estos proyectos. Su especie está en peligro de extinción.
Hábitat ideal para mamíferos y aves
En el Parque Sumaco se pueden encontrar algunos de los 89 tipos de mamíferos como el tigrillo), jaguar, puma, oso de anteojos o el tapir andino y amazónico. Estos últimos, que se alimentan de invertebrados o plantas, son monitoreados mediante cámara
Biodiverso terreno irregular
Cerca de 6 000 especies de plantas se han contabilizadoen los espesos y húmedos bosques que rodean al volcán Sumaco y al cerro Pan de Azúcar. La mayor parte de su vegetación está intacta, pues solo está permitido el ingreso para visitar el volcán.
Flora
En la parte alta, por ejemplo, abundan las plantas que se pueden consumir y que tienen facultades curativas, como el granizo, con su llamativo aroma.
Reserva de Producción faunística Cuyabeno 12000 especies de flora y fauna se distribuyen por los distintos hábitats de la reserva amazónica
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El descenso por el río Cuyabeno, rumbo a la Laguna Grande, se hace en medio de un paisaje imponente. Enormes árboles con lianas colgantes son el parque de diversiones de monos barizos y aulladores y la casa de tucanes, guacamayos, martín pescadores y coloridas mariposas.
En esta reserva se cuida a todas las especies, pero se da especial atención al águila arpía y al delfín rosado, que están en peligro de extinción. Además, Lagartococha es el último sitio en donde se puede ver manatíes en el Ecuador.
La reserva de producción faunística Cuyabeno es parte del Programa Trinacional de Conservación y Desarrollo Sostenible del Corredor de Áreas Naturales Protegidas. Las otras dos son La Paya, en Colombia, y Güeppi, en Perú.
Uno de los estudios se centra en el sistema lacustre del río Lagarto, en la frontera con Perú. A través de esos trabajos se ha logrado detectar más especies en los ríos Aguarico y Lagartococha, de la cuenca del río Napo, en donde se han detectado 360 especies de peces, frente a las 274 contabilizadas en la cuenca del río Putumayo.
Según el Ministerio de Ambiente, 10 de ellas son nuevos hallazgos en el corredor. Pero una, del género Poptella, está siendo estudiada a profundidad porque, aparentemente, es un nuevo descubrimiento.
La humedad dentro de la reserva es una constante. Sobrepasa el 80%. Los visitantes pueden aprovechar los viajes en lancha para aliviar el calor que se siente en los sitios de hospedaje y durante las caminatas por la selva.
Para ingresar a la reserva es necesario un recorrido de dos horas por tierra desde Lago Agrio hasta el puente Cuyabeno, para continuar en lancha a motor. Para llegar a la Laguna Grande, uno de los puntos turísticos más atractivos, se debe viajar entre dos y tres horas (según el caudal del río Cuyabeno) en una embarcación.
En el día se hacen caminatas y visitas a comunidades indígenas como la siona. Y en la noche, el intenso sonido del canto de los grillos acompaña a los aventureros que, linterna y cámara en mano, se animan a buscar en las orillas de la laguna a los escurridizos caimanes.