Ecuador aportó con 57 nuevas especies de reptiles y anfibios al mundo

La revista ZooKeys dio a conocer al mundo, en mayo del 2014, lo que la National Geographic calificó como: ‘la nueva joya de Ecuador’. Se trata de la Alopoglossus viridiceps, una especie de lagartija cuyo nombre en español es lengua de zorro de cabeza verde y que, por primera vez, era descrita científicamente. El animal, el cual fue recolectado en el 2010 en la reserva de bosque nublado Santa Lucía (Nanegal), pasó casi cuatro años en los laboratorios de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) esperando a que sea su turno de saltar a la fama.

En esa época Simón Lobos estaba estudiando al género Alopoglossus, como parte de su tesis de licenciatura. Bajo la supervisión de Omar Torres-Carvajal, investigador y docente de la PUCE, encontraron que había algo distinto en este animal. Entre el 2010 y 2015, Torres y Lobos sustentaron su hallazgo mediante análisis genéticos y morfológicos, los cuales sirvieron como pruebas para que ZooKeys indexara su descubrimiento. Este hallazgo fue corroborado después por Mario Yánez, herpetólogo y director del Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales.

Alopoglossus viridiceps es una de las 57 especies descubiertas, entre el 2009 y 2015, que forman parte del Programa Nacional de caracterización taxonómica y genética de la diversidad biológica del Ecuador, Arca de Noé, iniciativa liderada por la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt).

Durante estos siete años, los científicos del programa, que ha contado con un presupuesto de USD 5,5 millones, han estado enfocados en trabajar con reptiles y anfibios, por la trayectoria que existe en investigaciones de esta fauna.

En promedio, siete nuevas especies de anfibios y reptiles anuales se dieron a conocer en los últimos siete años. De acuerdo con la organización Animal Planet, cada año se descubren cerca de 18 000 especies en el mundo. En ese sentido, el Ecuador ha aportado anualmente con un 0,04% de los descubrimientos.

A primera vista, los datos podrían resultar insignificantes en el contexto mundial, pero no para Mario Yánez, quien considera que el trabajo de estos años sirve para acortar la brecha de desconocimiento de especies del Ecuador.

Aunque, pese a este avance en materia de investigación y conservación, para el taxónomo Fernando Ayala todavía existen barreras que ralentizan el trabajo. En 2014, él participó en la descripción de la Anolis Poei, una lagartija cuya investigación tardó aproximadamente tres años. Uno de los factores que influyeron en esta tardanza fue la falta de especialistas.
En uno de los laboratorios de la PUCE, Ayala explica que un taxónomo tarda un promedio de 3-6 meses en la descripción de una especie nueva si se cuenta con las condiciones óptimas para su trabajo. Esto implica que cuenta con aproximadamente 25 especímenes de ambos sexos; tener recursos para realizar los estudios moleculares; dedicarse exclusivamente a estudiar una especie; estar en contacto con las colecciones de otros países para realizar comparaciones. Pero estas condiciones óptimas no siempre ocurren en los proyectos de investigación.

Precisamente, en estos días Ayala se encuentra trabajando en la descripción de una especie mientras otras cinco aguardan por ser analizadas. "No hay taxónomos. Arca de Noé aceleró las investigaciones porque permitió contratar a especialistas de otros países para que apoyen", dice.

El trabajo de los taxónomos es fundamental para que las revistas publiquen el descubrimiento de una nueva especie. Con los resultados de sus investigaciones, los biólogos proceden a la edición de los textos que se entregarán a las revistas indexadas para su validación y publicación. En el mejor de los casos, todo este proceso tardará no menos de un año, excluyendo la etapa de recolección de especímenes potencialmente nuevos.

El 51% de las especies habitan la Amazonía

Los años con mayores descubrimientos de especies fueron 2010 y 2014, con 13 y 16, respectivamente. En total se han descubierto 38 anfibios y 19 reptiles.

El 51% habitan en los bosques de la Amazonía ecuatoriana, en localidades como el Parque Nacional Sangay, el Área Ecológica de Conservación Municipal Tinajillas-Rio Gualaceño, la Reserva Comunitaria Ankaku, entre otras. Seis especímenes se estudiaron desde el Ecuador, pero son endémicas de Perú, Guayana Central y Colombia. Los especialistas confirmaron que todas las especies son nuevas, ya que pasaron por análisis moleculares y se les comparó genéticamente con especies similares.

Para analizar los datos de cada una se creó una red de colaboración en la que participaron 38 especialistas nacionales y extranjeros. Más del 50% de ellos son académicos de la PUCE y de la Escuela Politécnica Nacional (EPN). El resto es parte de 21 instituciones, entre las cuales están: las universidades Laica Vicente Rocafuerte, San Francisco de Quito, Louisiana State University Museum of Zoology, University of Kansas-Lawrenc, entre otras.

Para Luis Coloma, uno de los 38 investigadores asociados, en estos años se ha creado un verdadero ‘banco de vida’, que permitirá analizar el presente y futuro de la fauna ecuatoriana. A través del programa Arca de Noé se ha logrado la caracterización de las nuevas especies, la recolección de especímenes, material genético y creación de hábitats para su reproducción en laboratorio. Con ello, los científicos se aseguran que las especies (varias de estas amenazadas) puedan preservarse. De hecho, muchas son sensibles al cambio climático, por lo que la subsistencia en su espacio natural estaría en dificultades.

Coloma, por ejemplo, cree que ya se lograron los resultados deseados en las ranas arlequines (Atelopus), las cuales difícilmente generan descendientes fuera de su hábitat natural pero que en esta ocasión ya tienen especímenes criados en laboratorio.

La creación de literatura científica ha sido otro de los fuertes. Las 57 especies encontradas generaron 59 artículos indexados, los cuales se leyeron en revistas especializadas como ZooKeys, PlosOne, Molecular Phylogenetics and Evolution, Herpetology Notes, Avances en Ciencias e Ingenierías, etc. Esto permitió, además, que tanto docentes y universitarios (18 estudiantes participaron como asistentes en el marco del programa) aprendan a escribir un artículo que cumpla con estándares internacionales y con manufactura ecuatoriana.

Investigadores nacionales e internacionales que colaboraron
en el descubrimiento y descripción de las especies

* Adicionalmente colaboraron un total de 18 estudiantes, de los cuales 9 recibieron becas SENESCYT
para obtener maestrías o PhD fuera del país.


  1. 1. Acosta Buenaño Nestor Alberto
  2. 2. Añazco Calderón Karina
  3. 3. Arzuza Buelvas Diana Esther
  4. 4. Ayala Varela Fernando Patricio
  5. 5. Baquero Rivadeneira Margarita Maria
  6. 6. Blasco Zúñiga Ailin
  7. 7. Bonaccorso Sánchez Elisa Angelica
  8. 8. Carvajal Campos Amaranta Alicia
  9. 9. Carvajal Sofía Verónica
  10. 10. Charpentier Astudillo Ana Lucia
  11. 11. Coloma Roman Luis Aurelio
  12. 12. Estevez Montalvo Denyss
  13. 13. Flores Garces Diana Maricela
  14. 14. Guayasamin Ernest Juan Manuel
  15. 15. Hidalgo Vallejo Pamela Alejandra
  16. 16. Morales Mite Manuel Antonio
  17. 17. Nicholls Andrade María Gabriela
  18. 18. Olmedo Gordon Itziar Satyananda
  1. 19. Ordoñez Maldonado Maria Eugenia
  2. 20. Paez Vacas Monica Isabel
  3. 21. Reinoso Recalde Monica
  4. 22. Rivera Iñiguez Miryan
  5. 23. Romero Silva Tatiana Elizabeth
  6. 24. Ron Melo Santiago Rafael
  7. 25. Toral Contreras Eduardo
  8. 26. Torres Carvajal Omar
  9. 27. Luis Albuja
  10. 28. Pablo Moreno
  11. 29. Edith Montalvo
  12. 30. Ana Almendáriz
  13. 31. Jorge Vaca
  14. 32. Abrahan Loaiza
  15. 33. Roberto Kaslin
  16. 34. Ramiro Barriga
  17. 35. Estefania Calderón
  18. 36. Daniel Escobar
  19. 37. Adrián Troya
  20. 38. Vladimir Carvajal