ESPECIALES    

GALÁPAGOS

Una ruta con aroma a campo y café se abre paso.

El agroturismo es otra apuesta del archipiélago. Se ofrecen recorridos por sus cafetales de origen volcánico y fincas, que ofrecen una experiencia rural

         

Foto: La finca Guadalupe, en San Cristóbal, es una de las 23 haciendas registradas en Galápagos. Archivo / EL COMERCIO

26 DE FEBRERO DEL 2022

Elena Paucar. Redactora (I)

Cuando Mario Piu destapa un tarro junto a su cafetera, el penetrante aroma del grano tostado a 220°C se apodera del olfato. Así empieza una caminata entre el sublime perfume del cafetal en floración y las cerezas dulzonas, el grano maduro y rojizo.

Todas esas experiencias se viven en Tantum, una finca del recinto El Occidente, a 15 minutos de Puerto Ayora (Santa Cruz). Sus senderos de piedra volcánica, que crujen con cada pisada, se abren a los turistas en la ruta del café, una opción distinta en Galápagos.

“Tenemos una relación entre producción sostenible y naturaleza”, dice Piu, mientras recorre las dos hectáreas de cultivos que crecen a la sombra de las scalesias, un árbol endémico de las islas.

Las fincas permiten conocer el lado rural del archipiélago. Hay 10 en Santa Cruz, siete en Isabela, cuatro en San Cristóbal, dos en Floreana y ofrecen caminatas en medio de sembríos de ciclo corto, cabalgatas, visitas a invernaderos, hasta la oportunidad de procesar productos de manera artesanal.

Dolores Buenaño conserva las palas que usó su padre para tostar el café que él mismo sembró en Las Goteras. Es una zona rural de San Cristóbal que se convirtió en el refugio de quienes huían de la furia del hijo de Manuel J. Cobos, azucarero y uno de los primeros colonizadores de las islas.

Lolita, como la conocen, compró parte de esas tierras para dar vida a la finca Los Petreles. “Mi padre era catador. Irónicamente, ninguno de sus hijos salió cafetero y yo sembré aquí para recordarlo”.

Otras actividades para los viajeros



Costos

Un tour. Un recorrido por algunas fincas de la isla Santa Cruz cuesta USD 120 por persona. El paquete incluye visitas a reservas ecológicas con guías naturalistas y playas, a más de vivir la experiencia rural.

Café

 La oferta.  Un paquete de 453 gramos de café galapagueño vale USD 16. El grano tiene una amargura mineral y un aroma a cenizas gracias a la tierra volcánica. En las islas hay cerca de 40 pequeños productores.

Cosecha

 En Isabela. Las fincas permiten cosechar los productos cultivados bajo invernaderos. Los visitantes, además, pueden sacar del campo abierto tomates y pimiento, también zanahorias, frutillas, coles, brócolis y piñas.


Costos

Un tour. Un recorrido por algunas fincas de la isla Santa Cruz cuesta USD 120 por persona. El paquete incluye visitas a reservas ecológicas con guías naturalistas y playas, a más de vivir la experiencia rural.

Café

 La oferta.  Un paquete de 453 gramos de café galapagueño vale USD 16. El grano tiene una amargura mineral y un aroma a cenizas gracias a la tierra volcánica. En las islas hay cerca de 40 pequeños productores.

Cosecha

 En Isabela. Las fincas permiten cosechar los productos cultivados bajo invernaderos. Los visitantes, además, pueden sacar del campo abierto tomates y pimiento, también zanahorias, frutillas, coles, brócolis y piñas.



Esa historia la comparte con quienes pasan por el lugar para conocer cómo se produce el café Isla Bonita. La finca está a 30 minutos de Puerto Baquerizo Moreno y es parte de un circuito que incluye visitas a una galapaguera cercana y a la playa Puerto Chino.

Otras rutas combinan la quietud campestre con la aventura. El punto de partida de uno de esos recorridos es Cerro Mesa, una reserva ecológica de Santa Cruz que en realidad es un inmenso cráter con un sendero que lleva a su interior.

El guía Alberto Zambrano dice que se puede descender a pie, a caballo o en bicicleta. Desde ahí se visita la playa El Garrapatero y hay conexiones con fincas agroturísticas como La Viña, El Trapiche y Columpio Mágico. “Es un full day entre aventura y naturaleza”.

El día puede cerrar con una taza de café Tantum, aquel que Piu dejó preparando antes de tomar la ruta por el bosque, el área de secado y las máquinas de tostado que le dan ese toque final, entre medio y oscuro, con esencia volcánica. No tiene azúcar, pero no le hace falta.


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