Las ballenas aún no están a salvo

La cacería ilegal, la contaminación, la colisión con barcos y la interacción con redes de pesca son amenazas frecuentes.

06 abril 2014.

No tiene un depredador natural, sin embargo su existencia en los océanos del mundo continúa amenazada.

La caza con supuestos fines científicos, por parte de balleneros del Japón en aguas antárticas ha sido uno de sus principales peligros,desde 1987.

Así que el reciente fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en la que se reconoce que no hay un fin científico sino comercial constituye una victoria histórica para las organizaciones ambientalistas.

Haga clic aquí para ver el gráfico
Hay que tomar en cuenta que tras la matanza indiscriminada del siglo pasado, en la que se perdieron 2,4 millones de animales, desde 1986 entró en vigencia una moratoria de la caza comercial en todo el Planeta.

En consecuencia, la lucha por conservar a los cetáceros ya lleva 28 años. Además de Japón, Noruega e Islandia insisten en reavivar una industria con la carne, aceite, grasa, huesos, etc.

Por ejemplo, en Noruega el aceite de ballena se usa en ensayos para aplicaciones farmacéuticas y suplementos de salud; en Japón se usa el colágeno como antiinflamatorio. En Islandia salió al mercado una cerveza con harina de ballena y su venta fue suspendida el mismo día de su presentación.

Las últimas cifras de Whale and Dolphin Conservation (WDC) indican que apenas 3% del pueblo islandés consume regularmente carne de ballena, la mayoría se vende a turistas despistados, a quienes se ofrece como ‘cocina tradicional’.

Según Greenpeace, al menos 10 000 individuos murieron en manos de japoneses en las dos últimas décadas, y no hay un solo estudio científico publicado.

La ballena de barbas minke, la más pequeña de los cetáceos, ha sido el último blanco de estos tres países, pero en sus redes también han caído jorobadas, de aleta, entre otras.

Esta caza sin control mermó las poblaciones de la mayoría de especies, que se dividen en dos grandes familias: misticetos (con barbas) y odontocetos (con dientes).

La preocupación por protegerlas es aún mayor porque no se reproducen hasta que alcanzan de 7 a 14 años; el período de incubación puede ser de 10 a 16 meses y nace una sola cría.

Justamente las costas del Pacífico, entre las que se incluyen las del Ecuador, son el área de reproducción y apareamiento de las ballenas jorobadas.

Godfrey Merlen, especialista en cetáceos, destaca que desde Canadá hasta Chile hay una enorme preocupación por cuidarlas. Específicamente, el área marina de las islas Galápagos fue declarada santuario de ballenas, en 1991; según Merlen, esto se extendió a las aguas del Ecuador continental.

A diferencia de lo que ocurre en el Antártico aquí no hay intención de matarlas, más bien ofrecen un espectáculo turístico, entre junio y octubre, y un ingreso para los pueblos, enfatiza la bióloga Cristina Castro. Si bien en Galápagos no es tan común ver a la jorobada sí es un refugio de la ballena bryde, que se caracteriza por tener tres arrugas, desde los orificios nasales hasta el hocico.

Los cachalotes con dientes también habitan en las aguas profundas de la parte sur del archipiélago y son parte de un estudio de científicos de Canadá, en este momento.

En el período migratorio llegan las ballenas minke y azules, que es el animal más grande del planeta. Su cuerpo alto y esbelto puede llegar a medir 25 m de largo y puede vivir 90 años.

Merlen y Castro coinciden en que si en el Pacífico no hay cacería científica o aborigen, las amenazas son: colisión de estos animales con barcos, interacción con redes de pesca, en donde quedan atrapadas, y la contaminación marina.

Redacción Sociedad

VISITE TAMBÍEN: