Una voz silenciada por la noche
David Borja desapareció el 27 de octubre del 2015
La habitación de David permanece intacta. Sus objetos están en el mismo lugar donde los dejó antes de su desaparición, la noche del 27 de octubre de 2015. La desesperación abrumó a la familia de Fausto Aguirre de 51 años, padrastro del joven, quien asegura que ese martes salió de casa, vestido con camisa azul a rayas, jeans y zapatos negros. Todas las mañanas iba a la UTE, donde estudiaba ingeniería en mecatrónica. Aguirre lo recuerda responsable y estudioso. Compañeros de clase, quienes lo vieron por última vez, cuentan que salieron a festejar un cumpleaños. Antes de la medianoche, en el departamento de una compañera, en el centro norte de Quito, pidió que lo acercaran a la av. Mariana de Jesús y 10 de Agosto. Ahí tomaría una buseta con dirección a Carapungo, para luego ir a La Bota, donde vivía. A las 23:10 lo vieron subir en una furgoneta blanca y desde ese momento nadie más dio razón de su paradero. Vilma Segura, de 49 años, su madre, se enteró en España de lo ocurrido y volvió para buscar a su hijo. Ella migró hace siete años para trabajar. Las remesas que enviaba cubrían los estudios de David. Antes de la hora aproximada de su desaparición, al celular de su novia, Kimberly, llegó un extraño mensaje del teléfono de David, en que se despedía. Los padres del joven rechazaron la veracidad del mensaje, por la forma en que se dirigió a Kimberly. Como parte de las investigaciones, el conductor del transporte informal donde David se subió, dijo que se bajó a la altura de Yanbal, entrada a Carapungo. Pero la tarde del sábado 21 de noviembre de 2015, agentes del GIR recogieron un cadáver en una quebrada en la Av. Simón Bolívar, por Llano Chico. El cuerpo estaba en descomposición, la ropa y los documentos en una mochila ayudaron a su identificación…
Tres años en espera de una niña
Dayana Chapa desapareció el 11 de noviembre del 2012
Este 11 de noviembre del 2015 se cumplió tres años de la misteriosa desaparición de Dayana Micaela Chapa Tonato, cuando tenía dos años y ocho meses de edad. Celia Dután Pintado, de 56 años, clama porque su nieta esté viva y aparezca. La última vez que la vio jugaba con los hermanos y primos en el portal de su humilde casa, en la cúspide del cerro Monjas, de la parroquia cuencana de Turi. La abuela recuerda que al medio día sorprendió a unos desconocidos en la puerta, le pidieron que les venda algo, cuando no tenía tienda. Enseguida se empezó a sentir mal de salud y se fue a recostar. Quedó profundamente dormida hasta que su hija, Carmen Tonato, de 28 años, la despertó para preguntarle por su pequeña Dayana. Allí empezó la angustiosa búsqueda y denuncias. En la pared del cuarto donde Dayana dormía con su madre aún esperan sus muñecas. Hay una especie de altar con fotos de la niña y la imagen del Divino Niño. En la sala hay otro cuadro con su nombre y la frase “ayúdame a regresar a mi casa”. La madre y la abuela apenas hablan. Andan por allí taciturnas y como perdidas en el tiempo. Esperan que la fe y la esperanza que mantienen vivas se materialicen en una súbita llegada.
Salió tras el ‘sueño americano’ y no regresó
Mario Lojano desapareció desde el 7 de julio del 2014
Mario partió desde su natal Barabón, en el suroeste de Cuenca, el 7 de julio del 2014, pero nunca llegó a EE.UU. para cumplir ‘el sueño americano’. Un mes después se comunicó por última vez con su familia desde México. Actualmente, tendría 25 años. Sus hijos de nueve, cinco y un año ocho meses viven en la absoluta pobreza. “Hay días en que no hay dinero ni para los alimentos”, dice llorando la esposa, Rosa Pintado. Teresa Lojano, la madre de este joven padre, vive enferma por su ausencia. Con voz entrecortada y los ojos brillosos se pregunta a toda hora si su hijo es objeto de alguna tortura, si come, si está enfermo… “Estoy segura que está vivo y rezo a mi Dios para que me lo devuelva antes de que yo muera”. Los Lojano Pintado esperan los resultados de las investigaciones de la Fiscalía y del Ministerio de Relaciones Exteriores. El agosto del 2015, las autoridades remitieron una muestra de sangre de Teresa Lojano a México para compatibilizar con cuerpos encontrados en ese país, pero hasta ahora no han recibido ninguna respuesta.
Viajó a Loja y nadie sabe su paradero
Telmo Orlando Pacheco desapareció desde el 27 de octubre del 2011
Es un hombre alto, de cabello negro y ojos cafés claros. Salió de Quito con rumbo a Loja hace cuatro años y desde entonces no aparece. Su familia ha emprendido una lucha diaria por encontrarlo. Así lo cuenta su padre Orlando Pacheco de 67 años, extécnico de las ligas menores del club El Nacional. Su hijo viajó el 27 de octubre de 2011 hacia un retiro espiritual a insistencia de Marlene Plaza, una mujer que había conocido en el Hospital Inglés semanas antes, poco después del nacimiento de su bebé. Ella costeó los gastos de movilización de Orlando y lo recibió en su casa durante los últimos días del viaje, pero afirma que el 2 de noviembre el joven se marchó sin siquiera despedirse. Cuatro años han pasado desde entonces sin mayores resultados. Incluso el caso fue cerrado en dos ocasiones, a pesar de que las pesquisas no habían avanzado mucho. La primera vez, cuenta, ocurrió 45 días después de que se iniciara la investigación, tras encontrar una grabación de la cámara de seguridad de un cajero en la que aparentemente se ve a su hijo retirando dinero. Él está convencido de que fue un error cerrar el caso a partir de este hecho, sin que se pudiera siquiera estar seguros de que quien aparecía en el video fuera Orlando. El caso fue reabierto en dos ocasiones, y ahora esperan que se haga una reconstrucción de los hechos. Sin embargo, don Telmo no parece convencido, pues explica que el asunto ha pasado ya por ocho fiscales, con lo que se han retrasado enormemente los avances que se pudieron haber hecho en su momento. Se cumplió el cuarto año de la desaparición de Orlando sin que la familia vea una luz, pero se mantiene la esperanza de que algún hecho le dé un giro al caso y se reavive la ilusión de verlo nuevamente.