El agua podría ser el nuevo hogar de los ciudadanos

La idea de urbes flotantes cobra fuerza ante la explosión demográfica mundial. El reto es financiarlas.

20 abril 2014.

Las ciudades del futuro se imaginan con enormes rascacielos y carreteras aéreas. Pero hay quienes las ven sobre el agua. No solo se trataría de ganarle terreno al mar o construir transatlánticos donde viva gente permanentemente, sino de verdaderas islas que flotan. Una de estas se llama Biosphera 2, una idea de ciudad flotante autosustentable. Podría albergar a turistas o científicos interesados en el océano. Creado por el británico Phil Pauley, estaría contenida en una gran esfera, la que le permitiría sumergirse completamente si el clima en el mar es muy duro. Por otro lado, en el Instituto del Mar de EE.UU. quieren crear villas flotantes. Estas no solo serían autónomas porque no pertenecerían a ningún país, sino que también serían una especie de experimento social y de gobernanza. La organización está buscando un país que las aloje en sus aguas, para asegurar que los habitantes puedan cruzar a tierra firme para abastecerse.

Mientras, la oficina japonesa de arquitectura Shimizu ofrece una ‘ciudad botánica’. La ciudad flotaría en el Pacífico ecuatorial, lejos de los tifones, y tendría una capacidad para 300 000 personas. Pedro Serrano, arquitecto de la Universidad Técnica Santa María de Chile, cuenta que pequeñas ciudades flotantes existen hace cientos de años en el borde de ciudades como Hong Kong, o en algunas costas del borde africano. “Venecia es una ciudad que casi flota, y los uros del Titicaca aún flotan sobre aldeas de totora”. Hoy tenemos en el mundo -agrega- la tecnología para hacer ciudades flotantes, que además pueden viajar. Es posible diseñar islas de un tamaño tal que resulten inalteradas por tormentas y oleajes gigantes.

Ahora el reto de quienes impulsan estas iniciativas es lograr el financiamiento. “Estos proyectos son más bien ideas de ciudades futuristas”, opina Isabel Serra, arquitecta del Laboratorio Ciudad y Territorio de la Universidad Diego Portales. “No tiene sentido trasladarse al agua si hemos vivido en tierra por miles de años; si no, habríamos migrado antes”. En el caso hipotético de que se implementaran, señala Serra, el problema estaría en quién iría a vivir ahí. Se trataría de una especie de aislamiento programado, donde los mismos habitantes tendrían que afrontar el desafío de lidiar con las dinámicas urbanas, con los límites físicos de una isla. Sebastián Bianchi, director de la Escuela de Arquitectura del Campus Creativo UNAB, agrega que las ciudades flotantes podrían convertirse en una oportunidad para repensar el futuro del turismo.

Para Isabel Serra el mar no es el lugar tranquilo e idílico que muestran las fotos de los proyectos. El cambio climático o los maremotos son factores que se deben considerar. Koen Olthuis, arquitecto de la firma holandesa Waterstudio.NL, que promueve construcciones flotantes, dice que existe la tecnología necesaria para hacer estructuras seguras, pero reconoce también que “toma tiempo hacer entender sobre la sustentabilidad de este tipo de arquitectura”. Nuestras ideas -sigue- van más allá de solo flotar, se trata de desarrollos dinámicos para las ciudades futuras.

Lorena Guzmán.  
La Nación de Costa Rica, GDA

Este es uno de los prototipos de ciudades flotantes que se podrían construir en el mar, para las futuras generaciones. Las nuevas ciudades que se proyectan podrán sumergirse para eludir las condiciones climáticas adversas.

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