Este mamífero está en vías de extinción en el bosque tropical atlántico y en peligro en la Amazonía ecuatoriana. La pérdida de su hábitat es una de sus principales amenazas.
23 marzo 2014.
Es el mayor felino de América y el tercero del mundo, tras el tigre y el león, pero su existencia continúa en peligro. Un reciente estudio del Centro Brasileño de Investigación y Conservación de Mamíferos Carnívoros reveló la difícil situación de este solitario y enigmático jaguar en la selva tropical atlántica del Brasil.
Apenas 250 individuos adultos quedan en este ecosistema, lo que significó una caída del 80% en los últimos 15 años. Pero lo más preocupante es que solo 20% de los restantes tiene la edad de madurez sexual. Como esta especie está en la cima de la cadena alimenticia, todo de este corredor biodiverso, de 7,4 millones de hectáreas, está amenazado, según Ronaldo Morato, jefe del organismo.
Al ser depredador de herbívoros como los capibara, su desaparición pudiera traer un desequilibrio ambiental y el fin del bosque atlántico, el más devastado del Brasil. La matanza indiscriminada es una de las causas de su reducción, a los agricultores no les importa matarlo pues así evitan que se coma su ganado.
Los investigadores prevén recoger más información con imágenes satelitales de los mamíferos que aún quedan en esta mata atlántica, para identificar cuáles son frecuentados por el jaguar, a fin de proteger su hábitat. Esta selva cubre 15% del territorio brasileño, pero ya desapareció el 93%. El jaguar es el depredador terrestre más grande e importante en términos ecológicos de las tierras bajas de ambos lados de los Andes, en Ecuador. Las poblaciones en la Costa están categorizadas en peligro crítico; mientras que las de la Amazonía, en peligro. Actualmente hay pocos estudios de esta especie en la Región Amazónica. En la Reserva del Yasuní se encontró, en promedio, 1,5 jaguares por cada 100 km², entre 2007 y 2009; mientras que en el Cuyabeno, el promedio fue de hasta 1,15 animales en la misma extención, entre 2009 y 2010.
Galo Zapata, de Wildlife Conservation Society (WCS), explica que hay tres amenazas para su conservación: pérdida de hábitat y reducción de los niveles de conectividad; cacería por conflictos con la gente y reducción de sus presas por la demanda de carne silvestre para subsistencia o uso comercial. El jaguar requiere de extensas áreas para sobrevivir y se adapta a una variedad de ecosistemas, mientras obtengan suficientes presas, cobertura boscosa, acceso al agua y poca presión de caza directa. Esto hace que sea un buen indicador de la calidad de hábitat.
Entre agosto del 2009 y septiembre del 2010, la WCS evaluó seis localidades en el occidente ecuatoriano, pero no se registró ni un solo ejemplar pese al esfuerzo: 4 460 cámaras-trampas, 1 886 km y 159 entrevistas a pobladores. En la Reserva Cotacachi-Cayapas y en el Refugio El Pambilar se obtuvieron 10 fotos de cuatro individuos, en el 2011. Estudios realizados sobre los patrones de caza en las comunidades kichwas de la Amazonía concluyeron que la cacería de mamíferos no es sostenible. Los cazadores extraen 12 de 15 especies evaluadas, entre ellas el jaguar, a una tasa mayor de individuos que la óptima, según la WWF Ecuador.
En cuatro comunas shuar, además, se encontró que de 15 especies cazadas, 12 se extraían sobre los niveles sostenibles. A diferencia de Brasil o Venezuela, en la Amazonía ecuatoriana, no hay depredación de ganado; el conflicto con la gente se debe al ataque de perros, cerdos y aves de corral. Aunque la magnitud del conflicto entre jaguares y humanos no ha sido estudiada en el país en la última década, WCS ha registrado al menos 19 casos de conflictos originados por el ataque a uno o más animales domésticos. Esto causó la muerte de 18 jaguares. La matanza directa de este felino está asociada al comercio de su piel o colmillos. Solo del 2003 al 2008, el Ministerio del Ambiente registró 10 jaguares traficados de forma ilegal. El último caso de la muerte de un jaguar, en Sucumbíos, a principios de este año, está en indagaciones en la Fiscalía. Actualmente, el Ministerio, WCS y otros organismos trabajan en un plan de acción para su conservación, dentro de un período de 10 años.
El objetivo principal es mantener y restaurar poblaciones viables de jaguar en coexistencia con los humanos. El Ecuador también mantiene a siete machos y cuatro hembras en centros de rescate y zoológicos.
Gabriela Quiroz
gquiroz@elcomercio.com
Es un cazador solitario y oportunista. Su dieta abarca más de 80 especies.