Esta semana una bandada de esta especie encantó con su danza aérea en el desierto del Negev, en Israel, a donde migra cada año en busca de mejores temperaturas.
16 febrero 2014.
Aunque son considerados una plaga por adaptarse a cualquier ambiente, los estorninos cautivan por las figuras que crean en el firmamento.
Este invierno una bandada de 10 000 ejemplares o más estuvieron especialmente románticos durante la puesta del sol, al formar un corazón.
Esto ocurrió en Tidhar, ciudad situada en el desierto del Negev, en Israel, a donde migran cada año para buscar temperaturas más calidas.
A diferencia de otras especies de aves de ciudad tienen una gran capacidad reproductora: un estornino pinto tiene cinco crías, en promedio, por temporada; y el negro una media de seis. Esto provoca que las poblaciones crezcan de forma considerable, principalmente, en la península ibérica.
Son tan peculiares y al mismo tiempo molestos porque anidan en huecos de muros, bajo tejas y en sistemas de aireación de edificios. Al ser muy gregarios, se mueven juntos, comen en grupos, duermen en grupos multitudinarios (en el caso del estornino pinto). Todo esto genera verdaderos dolores de cabeza a los propietarios de las viviendas. Pero a más de encantar por sus danzas aéreas, se alimentan de insectos, larvas y ayudan a la desaparición de plagas y, así compensan su estancia en parques, tejados y zonas verdes de las ciudades.
Redacción Sociedad
Estas aves migratorias son muy pequeñas, de color negro con pintas marrones. Vuelan siempre en grandes grupos y se mueven al unísono.