María Cristina Punina: Pelusita

La vida de oficina terminó
y se convirtió en vida de payasita


La vida de María Cristina Punina se divide entre dar alegría a los niños y cuidar de su familia. Hace 12 años esta mujer de voz suave y sonrisa amable cambió la oficina por las fiestas infantiles. Su primera experiencia como payasita la vivió en el sexto cumpleaños de su hijo Juan Pablo.

Al renunciar a la fundación donde trabajaba decidió animar la fiesta. “Pedí prestado un disfraz y capturé de todos los payasitos que había visto algo y realicé el cumpleaños”. Luego de recibir halagos de parte de sus amigos y animar algunas de sus fiestas, María Cristina decidió que Pelusita, como se llama su personaje, se convierta en una actividad permanente.

Para complementar este talento decidió estudiar Parvularia y Recreación Infantil, pues en sus presentaciones los niños aprenden valores; además de jugar y divertirse. Su show ya cuenta con nueve ‘sketch’ de títeres, pintucaritas artísticas, juegos y el tradicional cumpleaños feliz. La semana de Pelusita se inicia los miércoles y culmina los domingos, con unos 12 a 13 shows por semana que los realiza en cualquier zona de Quito y los Valles.

Una furgoneta, los amplificadores, disfraces, globos y la ayuda de su hijo o su esposo Pablo, que deja su profesión de ingeniero civil para encarnar a Mickey o Barney, son los elementos de cada fiesta. En este negocio también cuenta con otras dos payasitas que siguen la misma línea de entretenimiento que evita que los niños se sientan mal o sean ridiculizados.

Mientras que María Cristina se encarga de llevar la contabilidad, entregar facturas, preparar los disfraces, organizar la agenda de fiestas… Los lunes y martes representan sus “días libres”, los que aprovecha para asistir a clases de bailo terapia para mantener la energía, ir al cine, pasar con su familia y amigos, o simplemente dedicarse a las tareas de hogar.

El verde está presente en la decoración de su casa. Las cortinas, individuales y adornos se conjugan con el café. Un color que también se evidencia en la payasita, especialmente en su ajuar navideño.

El negocio de Pelusita y Pin Pin se extendió a las fiestas de 15 años, matrimonios, cumpleaños para adolescentes y otras celebraciones. La animación y las actividades varían 360 grados para estos eventos, e incluso se suman dos jóvenes encargados de los bailes y la hora loca. El cumplir con cada contrato es fundamental, es por ello que en esta decena solo ha faltado a dos compromisos. Pelusita recuerda que en la primera se reventó una llanta y el repuesto estaba también dañado, aunque llegó una de las payasas con las que trabajan; y la segunda cuando su hijo fue hospitalizado, pero la fiesta fue compensada.

Sin embargo, la sonrisa se mantiene a pesar de la enfermedad, el dolor, la tristeza y la fiesta continúa. María Cristina destaca que un compromiso al que trata de asistir sin falta es a la iglesia, los domingos por la tarde. En donde también participa con eventos benéficos para niños de escasos recursos.

Talina Mosquera. Redactora

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