Menos hielo y suelos más calientes

Para entender qué sucede con el clima en Sochi, el Reino Unido o EE.UU. hay que ver qué está sucediendo en los océanos

16 febrero 2014.

La preocupación ya no es cuándo nevará sino cuándo bajará la temperatura para que la poca nieve que hay en los Juegos Olímpicos de Invierno, en Sochi, se mantenga.
Los termómetros rozando los 20 grados, camisetas en vez de abrigos y gafas de sol por doquier dieron lugar más bien a unos juegos de verano.

El déficit de nieve en esta localidad rusa no solo puso en aprietos a los atletas, por la calidad del hielo artificial, sino que motivó una vez más a hablar sobre qué pasa con el clima.
El año pasado ya la NASA advirtió que se vivió el año más caliente desde 1950. EE.UU. vivió picos de 50 grados y hoy la tormenta de nieve y las heladas azotaron el sur y la costa este, dejando más de 20 fallecidos.
Reino Unido lleva semanas de un agresivo temporal de lluvias y viento, que provocaron las mayores inundaciones de la historia de este país. Así , los juegos de invierno sin nieve no son más que parte de los rápidos cambios de clima que experimenta el Planeta.

El deshielo en el Ártico Para entender mejor esto, los expertos han puesto su mirada en las transformaciones que se vive en el Ártico, pues repercuten en todo el mundo. Martin Jeffries, geofísico de la Universidad de Alaska, explica: el hielo refleja la energía solar debido a su color blanco, pero como se está derritiendo, los océanos y la tierra se calientan más. Las temperaturas promedio en esa zona aumentaron dos grados desde la década de los 60, incrementándose el doble de rápido que el resto. Menos hielo oceánico se asocia con un clima más templado, suelos más calientes y deshielos a mayor profundidad. Esto libera a la atmósfera el carbono que ha estado guardado por mucho tiempo en los mares congelados, en forma de dióxido de carbono y metano, los cuales son potentes gases invernadero.
Cada año, no necesariamente de manera sucesiva, va a ser más cálido que el año anterior, pero con el nivel actual de las emisiones de gases de efecto invernadero, los científicos esperan que cada década sea sucesivamente más caliente.
La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera fue de aproximadamente 315 partes por un millón, en 1960. Esta medida alcanzó su punto máximo el año pasado en más de 400 partes por millón.
Este análisis de temperaturas de la NASA es una compilación de datos meteorológicos de más de 1 000 estaciones de todo el mundo más datos de los satélites acerca de la temperatura superficial del mar.

Efecto en los ecosistemas
Un reciente estudio de la Ladera Norte de Alaska, publicado en ‘The Cryosphere’, documenta los regímenes de hielo en lagos poco profundos basándose en imágenes radar tomadas por los satélites de la Agencia Espacial Europea, ESA, en los últimos 20 años.
Esta investigación revela una reducción del 22% del hielo anclado, es decir, el que alcanza el fondo de los lagos. Esta cifra sería el equivalente a un adelgazamiento del hielo, entre los 21 y 38 centímetros.
Este problema provocó una alteración en el ecosistema actual, ya que la variación del espesor del hielo junto con los cambios físicos, térmicos y químicos del agua de los lagos, alteran el clima local y regional. También varió la disponibilidad de agua para el uso industrial y residencial. Pero un clima más caliente en la zona ártica no solo aumentó las concentraciones de CO2 sino que promovió otros cambios: las especies de peces se están desplazando; los arbustos crecen de formas nunca antes vistas.

El Pacífico y el Atlántico
Si el descenso de la nieve se entiende al ver lo que sucede en el Ártico, las inundaciones del Reino Unido y el congelamiento de EE.UU. hay que echar un vistazo al gran cambio en el Pacífico, que potenció la corriente atmosférica dominante sobre este océano. Para científicos ingleses no es sencillo alterar este corredor de aire que cruza esta gran masa de agua y solo sucede cuando se dan fenómenos climáticos, como La Niña, que sube la temperatura del océano.
Pero esta corriente atmosférica también alteró el chorro polar del Atlántico Norte, haciendo que el invierno sea un 30% más potente de lo normal.
El clima en la Tierra está controlado por esta corriente de aire llamada chorro polar, pero con temperaturas más altas en los polos este chorro está debilitado, lo que ocasiona invasiones bruscas de aire polar en un día y calentamientos considerables en otro.

Redacción Sociedad

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