Solo en un día, en Cosanga-Napo se contaron 522 especies de aves. Se considera que allí habita el mayor número de aves del mundo. Ecuador tiene un récord mundial.
Con la luz del amanecer y el cese de la llovizna, los alados habitantes del bosque húmedo de Cosanga emprenden el vuelo de rama en rama, sacuden el agua de sus plumas y por segundos parecen posar para los visitantes.
12 Enero 2013.
H ay que caminar despacio, casi de puntillas. El sonido de las hojas, al ser pisadas, alertan a las aves que habitan en Cosanga, una parroquia a 30 minutos de Baeza, en la provincia amazónica de Napo. Son 522 especies. Hay que hablar en voz baja o es preferible comunicarse con señas. La idea es hacer el menor ruido posible para no interrumpir la actividad normal de estas aves.
A las 04:30, mucho antes de que los primeros rayos de sol ingresen por entre las ramas de los árboles que flanquean los senderos de la reserva San Isidro, ubicada en esa zona, los cantos de las aves rompen con el silencio del bosque.
La falta de luz y una permanente llovizna, solo permite admirar sus siluetas y sus fugaces vuelos. Pero un grupo de amantes de estas especies empieza a tomar registro de ellas. Sandra Morocho es guía turística especializada en conservación y desde hace cuatro años, junto con un equipo de 150 personas, divididas en siete grupos, realizan un conteo anual de aves. La idea es registrar en un día la mayor cantidad de pájaros.
Diciembre estaba por terminar y en el país se conocía que Cosanga ocupaba el primer lugar del mundo con el mayor número de aves. Entre esas 522 especies están, por ejemplo, 27 migratorias, 43 tropicales, 33 hormigu, 65 de atrapamoscas y 68 especies de tangaras. Todo esto se puede avistar en área de 20 kilómetros.
Sandra se moviliza por esos terrenos y lo hace con un te- lescopio. Su entrenada vista y la diversidad de pájaros, hace que en pocos segundos divise a una de las especies que canta sobre la copa de un árbol. Es un Trogón enmascarado asegura la mujer, mientras lo enfoca para que el resto lo observe.
Acercarse al lente del teles¬copio y apreciar el esplendor de los colores del ave es mágico. La bióloga Tony Walkers lo sabe. Ella es directora de la Fundación Raíces Sustentables, que trabaja en la conservación de los animales en esa zona.
El grupo no es el único que busca observar a las aves. A siete metros de distancia de Sandra, está David Grandchester, un turista inglés que trata de captar con su cámara fotográfica y sus binoculares a una variedad nativa de este sector.
Se detiene, coloca su gorra hacia atrás y escucha un sonido que se asemeja a unos golpes sobre una puerta.
Apunta sus binoculares a la copa de un árbol y divisa al pájaro. Se queda inmóvil y sonríe. En minutos, el carpintero vuela y se pierde entre la vegetación.
Por riquezas como estas, la Organización de las Naciones Unidas consideró a Ecuador como uno de los países megadiversos del mundo, junto con Brasil, Sudáfrica, China, Costa Rica, Bolivia, Colombia, Perú, India, Indonesia, Kenya, México, Venezuela y Malasia. Estas naciones representan el 70% de la biodiversidad del planeta.
Con la luz del amanecer y el cese de la llovizna, los alados habitantes del bosque húmedo de Cosanga emprenden el vuelo de rama en rama, sacuden el agua de sus plumas y por segundos parecen posar para los visitantes. En esta parte de la Amazonía hay tanta diversidad que uno no sabe en donde fijar la vista, dice el guía de montaña Fausto Mayorga, quien por primera vez participa del conteo.
Tras tres horas de caminata, se puede ver a los colibríes que se apoderan de los bebederos colocados en un mirador de la reserva. Según el Ministerio del Ambiente, en el país se han registrado 1 600 especies de aves. De ellas, 124 son de estos pequeños pájaros que llegan a pesar dos gramos los pequeños y 22 gramos los gigantes.
Sigilosamente, los visitantes sacan sus cámaras para fotografiar a un Coronita pechicastaña (ver fotografía). A la pequeña ave parece no molestarle los flashes. Camina por una rama, vuela y vuelve a posar. En otro tronco, un poco más alto, está una tangara dorada. Su pecho amarillo brilla con la luz y extiende sus alas azules. Con la llegada del atardecer y la noche el conteo no para. Ese es el momento para ver alguna de las ocho especies de búhos que habitan ahí. 22:30. El grupo recoge sus cámaras, sale del bosque y se va...