Los movimientos y los cuerpos de la danza contemporánea exploran e interpretan los espacios de la ciudad
02 marzo 2014.
La ciudad es un cuerpo y es una paradoja. Edificada y asfaltada, la urbe danza con el tiempo y con su gente, para comprenderse o para escapar de sí misma. Hay espacios nuevos y sus habitantes son otros.
Desde el arte -esa dimensión extracotidiana-, siete bailarines (se completa con imagen en portada) expresan ese nuevo Quito. Sus movimientos trazan un mapa corporal sobre ese territorio, como para que el individuo y el entorno se construyan mutuamente.
Con la libertad que ofrece la danza contemporánea, en su diversidad de estilos, los bailarines interpretaron la fantasía y el riesgo, la hostilidad y la espera, fueron pájaros, caos, agua y distracción. Exploraron los elementos que brinda la natura y el pavimento, los instantes que deja el guiño del semáforo, la relación con los ciudadanos, ese público ambulante.
Fotos: María Isabel Valarezo