Al oso andino le cuesta más obtener comida

Un estudio liderado por la U. Técnica de Loja evidenció que su hábitat se está reduciendo en el sur del país y hay una caída de recursos alimenticios.

02 marzo 2014.

Rastros de plantas masticadas, excremento y pisadas son las principales evidencias que deja el oso andino o de anteojos (Tremarctos ornatus) por su paso por la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Podocarpus (PNP). Esta zona de reserva se ubica entre Zamora Chinchipe y Loja.

Esta especie, que figura en peligro en el Libro Rojo de los Mamíferos del Ecuador, ha sido objeto de estudio por los investigadores de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), desde el 2006. Exactamente se colocaron cámaras que fotografían el movimiento de los animales en la Reserva Ecológica El Madrigal, en Zamora Huayco, sur oriente de Loja, en la franja de amortiguamiento del PNP. Ahí cada 20 días se monitorea los rastros que dejan y se toma saliva y pelaje, para analizar el ADN de este oso, que se adaptó al frío y la constante llovizna de este sitio.

En los primeros resultados se determinó que estos osos, que se caracterizan por sus peculiares manchas blanco-amarillentas, se han adaptado a espacios pequeños o fragmentados. Esto a su vez no permite que la población crezca. Una segunda propuesta investigativa se concentró en el estudio de su genética para conocer sobre cómo migran, el uso del hábitat y la variación estacional de su dieta.

Para que estos mamíferos se acerquen a las cámaras utilizan un sebo que preparan con maní, yogur y pescado podrido. El fuerte olor de esta mezcla lo atrae por su sentido carnívoro que identifica la carroña (carne podrida de una especie). Las evidencias preliminares indican que existen uniones genéticas o aleloides distintos a sus ancestros. Esto les ha permitido convertirse en vegetarianos y carnívoros a la vez.

Estos aleloides son exclusivos de la población de osos de la región sur, por tanto se resalta que su composición genética es particular y debe ser sujeta de mayores estudios y de esfuerzos de conservación. Regularmente este animal se alimenta de cerca de 150 especies, entre plantas, flores y frutos silvestres. Esto hace que disperse las semillas y modifique estructuras del bosque. Por ejemplo, cuando el oso ingiere una mora silvestre y deja su excremento en otro sitio está dispersando la semilla.

Pero la falta de estos recursos alimenticios lo ha llevado a acercarse cada vez más a potreros y fincas y esto hace que cambie su dieta alimentaria, explica la bióloga española Martha Guntiñas, becaria de posgrado de la UTPL. En estos sitios, el oso encuentra maíz, frutos de ciclo corto y vacunos. Está viéndose forzado a ingerir carne, en concreto de ganado vacuno y bobino por problemas de reducción de territorio. Él necesita zonas grandes para cubrir las necesidades energéticas de comida (si pesa 200 kilos requiere lo equivalente al 10% de este peso diario).

Es principalmente vegetariano por lo que dedica la mayor parte de su día a buscar plantas y para esto necesita grandes superficies. Según su tamaño, un macho grande demanda 16 000 hectáreas de bosque o páramo y la hembra hasta 4 000 hectáreas. Pero los osos del sur se movilizan en zonas pequeñas. En el país habitan en 58 000 km² y de estos 19 000 km² están en zonas protegidas, según la Estrategia Nacional de Conservación del Oso Andino.

Rodrigo Cisneros, biólogo que lidera el estudio de la UTPL, dice que el oso es selectivo y consume las bromelias más nutritivas, que se las identifica por su porte y la consistencia en su tallo. Consumen el pedazo entre la raíz y el tallo que es suave y de color perlado y dejan a la planta destrozada, pero vuelve a crecer en un par de meses. Se lo ubica en la categoría de especie paraguas, porque a través de su protección se protegen otras especies de flora y fauna de los bosques.

A pesar de sus movimientos, que a primera vista son destructivos, es más bien un locuaz ingeniero del ecosistema, esto porque especies aéreas como orquídeas que crecen en los árboles pueden desarrollarse en el suelo por sus semillas. No se ha determinado cuántos osos andinos hay en la región sur ecuatoriana, pero se conoce que no viven más de 20 años.Esto se debe al estrés que conlleva la vida silvestre, a la disponibilidad de alimentos y al recorte de su hábitat, por la expansión del sector agrícola. En cautiverio su vida se extiende a 35 ó 40 años. Es la única especie que se encuentra en la zona andina de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, hasta el noroeste argentino. Su hábitat incluye bosques nublados, secos, páramos y zonas de pastizales de altura, pero la deforestación sigue siendo una amenaza.

Lilia Arias.  Redactora
larias@elcomercio.com

Las claves
Como parte de la conservación de esta especie hace falta delimitar áreas protegidas o crear corredores biológicos. Además de la agricultura en la zona sur del Ecuador afecta la explotación minera ilegal. En el país se ha perdido más del 30% de la superficie de páramos y bosques vitales para este oso.

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