El fotógrafo quiteño ha captado imágenes de la gente, de la flora y de la fauna. Sin embargo, sus fotos desde el aire cautivan: parecen cuadros de un poético abstracto.
Jorge Anhalzer, un pirata aéreo
Es su sexto libro desde el aire. Al comienzo, en 1990, fueron los paisajes. Luego vino la etapa de las texturas. Su último libro avanza de manera radical en este concepto artístico.
05 Enero 2013.
Perplejo. Sorprendido. Con una cascada de interrogantes. Así se quedó el espectador que miró las recientes y coloridas texturas de la tierra, en unos casos, y de tonos menos cálidos, en otros, que captó el fotógrafo Jorge Juan Anhalzer a bordo de su pequeño avión ultraligero en los cielos de Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.
Anhalzer (Quito, 1959) denominó ‘Abstractos’ a sus paisajes dibujados por el viento y la lluvia, por la mano del hombre o por un travieso demiurgo, en el inmenso óleo de la tierra y el mar.
Se exhibieron en la última muestra, en la Alianza Francesa de Quito. Corresponden a obras desde el 2008 al 2013. Sus motivos: arrozales, camaroneras secas, laderas de volcanes, playas y mares, arados y montañas.
Son visiones oníricas y poéticas. Por ejemplo, las salineras de Pacasmayo, Perú, de texturas rojas, verdes y grises, parecen un grabado sorprendente. O miles de pájaros ‘playeros’ cubriendo el Pacífico peruano. Los caballos en los páramos del Cotopaxi, negros sobre el pasto verde, fantasmales, quietos. Sobrecoge ver los tonos intensos que dejan los metales en la Cordillera del Toro, Chile: el hierro de vetas coloradas, el cobre verde, el litio como la nieve, el carbón…
El ojo artístico y sensible de Anhalzer no solo ha tomado la belleza. También la fealdad y la tragedia que dejan los hombres: árboles caídos y una piscina de lixiviados en Quito (dos cráteres sin fondo).
Fotógrafo de la gente, de la fauna y de la flora del Ecuador. Aventurero y montañista, Anhalzer confiesa que desde lo alto los parajes se asemejan -a ratos- más a cuadros vivos de una exposición que a rincones de la geografía. “Hay pedazos del paisaje -dice- que son pinturas, cuyos maestros creadores son, en algunos casos, los agricultores que rayan el lienzo con sus arados y los colorean con variedades de semillas”.
Antoni Tapies, el maestro catalán del abstracto, dijo: “Pienso que una obra de arte debería dejar perplejo al espectador, hacerle meditar sobre el sentido de la vida”.
Esto hace Jorge Anhalzer: dejarnos perplejos y más sensibles.
Byron Rodríguez Vásconez - Cronista