Si bien los derechos humanos pudieron nacer de posiciones antieclesiales, tienen su luz en el Evangelio. El problema es que siempre hay verdades que se quieren imponer como dogmas.
09 febrero 2014.
No resulta difícil hablar de lo sagrado con Simón Espinosa Cordero. Quizá se vuelve algo imperioso. Fue un sacerdote jesuita y abandonó la Compañía en 1972. Y aunque han pasado los años, no deja de ser una impronta en su vida. Conocer la vida consagrada a lo divino y estar viviendo en el mundo terrenal lo hace una voz autorizada en las complejas relaciones entre uno y otro.
Las tentaciones de Cristo en el desierto pueden ilustrarnos -dice-. Satanás intenta seducirlo con lo económico para convertir las piedras en pan. También le dice que se lance del pináculo del templo para que los ángeles lo reciban en sus manos, en cierto modo corresponde a la política populista. Le pone en la cima desde donde contemplar el mundo. Y le dice que si se postra ante él y lo adora le dará todo aquello.
Y en medio de las tentaciones, ¿cuál sería el papel del Mesías liberador para el mundo judeocristiano?
El mesianismo cristiano es distinto del judío. En el cristiano el Reino es interior. Cuando el reino de Dios llegue supuestamente a todos, habrá el nuevo cielo y la nueva Tierra, porque la gente va a tener una absoluta sensibilidad y solidaridad. El mesianismo judío está en la tradición histórica de ser el pueblo escogido y que el Dios de las batallas siempre les da la victoria cuando son fieles, y el Mesías les dará ese poder.
¿Es eso lo que se busca en Occidente, el redentor, por lo menos el Moisés que nos guíe hasta salir del desierto?
Estoy convencido de que la humanidad con toda su sobrepoblación, su hambre, es sin embargo una humanidad mejor porque está toda la teoría de los derechos humanos. Es un gran adelanto. Lo curioso es que esos derechos brotan de las enseñanzas del Evangelio pero no de la práctica más común de la Iglesia Católica que se opuso hasta el Concilio Vaticano II.
Este siglo nace con la violencia. EE.UU. y el Islam decían tener a Dios a su favor...
Es lo mismo que ocurrió en las guerras de la Reforma y del catolicismo. Jesucristo luchaba contra Jesucristo. Ahora eso se ve a escala mundial entre el Dios de los puritanos anglosajones y Alá. Lo antiguo se manifiesta con otras connotaciones. EE.UU. se ha considerado la tierra sagrada, y el que liberará al mundo con la democracia.
¿Nuestra religiosidad tiene origen en la violencia con el destierro de Adán y luego la crucifixión de Jesús?
No ha sido una religión de la alegría de la vida. Se ha considerado este mundo como un valle de lágrimas y la resurrección no pesó sino hasta últimamente. También la iglesia calvinista ha influido en Escocia, Suiza, los peregrinos estadounidenses, con ese puritanismo exagerado.
De sus respuestas se desprende que cuando se habla de religiosidad, se lo hace en pasado, pero ¿qué hay de sagrado en el mundo de hoy?
Nos queda mucho y nos queda poco. Poco porque la Teología de la Liberación, que enseñó a leer el Evangelio desde la coyuntura y llevó a un proceso de liberación personal como crítica política, se ha sido desmantelado y espero que con este Papa regrese, aunque no sé si con la misma fuerza. Pero por otro lado, hay un fermento de liberación en el Evangelio que, paradójicamente, a través de la lucha contra la religión, ha fructificado en los derechos humanos. Los pueblos más cercanos a Dios son los de la libertad, la justicia y la igualdad.
Lo sagrado es la verdad que llega a ser dogma; tiene su portador que la impone. La vuelve única, excluyente, y de la que no nos hemos podido liberar
Nos hemos liberado de unos dogmas pero tendemos a dogmatizar las conquistas y volverlas absolutas. No hemos llegado a apreciar la dignidad humana y que se defiende en la bioética. No es que la verdad sea relativa sino que el mundo es tan complejo que solamente se puede llegar escuchando a grupos que vengan de distintas profesiones, creencias, atentos a adquirir la luz.
¿No hay siempre un grupo que llega con la verdad que debe ser impuesta?
Pero, ¿cuál verdad?
La del grupo hegemónico. El cristianismo es dominador porque es el camino, la verdad y la vida...
Pero yo creo que hay que purificarse de eso.
¿Y quién nos purifica? ¿El poseedor de esa verdad?
Todos los otros. Esto es algo que no se puede discutir únicamente en el plano teórico. Se llega a la casuística de cómo lo concreto tiene que ser examinado por varias miradas.
¿Nos condenó de algún modo que Bolívar dijera que lo que sería Ecuador era la iglesia de la Gran Colombia?
Está claro que hemos necesitado de Mesías duros: Flores, Rocafuerte, García Moreno, Alfaro. En la crisis de la década del 30 salió el Mesías por excelencia: Velasco Ibarra, quien volvió cinco veces. También están Febres Cordero, Abdalá y ahora Correa. La democracia parece acelerarse luego de la violencia. Lo sabe España luego de Franco, por ejemplo.
Hay alguna especie de religiosidad contemporánea?
Hay grupos que se unen en comunidades no inspiradas en la Biblia sino, por ejemplo, en la ecología y que luchan por la conservación de la naturaleza, y la pureza de la vida y del bienestar de los otros.
Santiago Estrella G.
sestrella@elcomercio.com
Simón Espinosa Cordero
Recientemente recibió un homenaje de la Unión Nacional de Periodistas por su trayectoria a favor de la libertad de expresión. Nació en Cuenca, en 1928. Fue jesuita por 27 años, profesor de Gramática, Filosofía, entre otras materias en la Pontificia Universidad Católica de Quito. Es articulista del diario Hoy y miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.