El refugio pasochoa ofrece un hogar PARA EL colibrí

Más de 120 especies de aves conviven en tres zonas de vida. El picaflor es el ave emblemática del lugar.

09 Marzo 2014.

Los árboles y ramales de llamativas flores y frutos no solo adornan los senderos del refugio de vida silvestre Pasochoa. Una gran parte de esta flora fue sembrada por sus guardaparques para atraer y asegurar el hogar de 127 clases de aves. Una de ellas es el colibrí que, con sus siete especies, es el animal que más abunda en la zona.

La existencia de aves como mirlos, quilicos o curiquingues, así como de insectos y mamíferos, formarán parte de un nuevo registro que se inició este año. Se trata del Plan de Manejo del área, que no se ha actualizado desde 1995.
Flores con pétalos largos y fucsias llamadas aretes de indio o el shanshi (fruto similar al mortiño) son el principal alimento de las aves. Ellas también aportan en su polinización.

Un trinar constante se escucha en cualquiera de los dos húmedos senderos del Refugio: el Palma de Cera y Los Pantzas. Ambos conducen al volcán (apagado) Pasochoa.

Para observar a las aves o encontrarse con uno de los cuatro pumas que se han visto en la zona, cervicabras, zorrillos o mamíferos voladores, se recomienda ir en las primeras horas de la mañana o el inicio del atardecer. Esta biodiversidad se distribuye en tres tipos de vida: bosque montano bajo, bosque húmedo y el subalpino o páramo. La protección de este último también garantiza un sitio seguro para el cóndor.

senderos guiados y seguros entre la vegetación
Hay caminos para subir al Pasochoa o para observar las plantas y animales. Todos cuentan con su respectiva señalética (duración del recorrido, kilómetros y tipo de dificultad). Cada sendero está resguardado por árboles maderables como el cedro o el aliso. Una de las especies que más se cuida es el conífero podocarpus. En el interior del cráter hay abundantes árboles de este tipo, que están en peligro de extinción.

Acampar, una opción para ascender a la cumbre
Un amplio y verde espacio con cuatro chozones funciona como área de picnic y camping. Hay baterías sanitarias y basureros para quienes pasen la noche y madruguen para subir al volcán. La mejor temporada para esta actividad está entre julio y septiembre, cuando se presentan menos lluvias. Para grupos grandes, de hasta 50 personas, es necesaria una autorización previa de los guardaparques, antes de acampar.

Andrea Medina D. Redactora

medinaa@elcomercio.com

Todo por cuidar al colibrí
En la zona se pueden encontrar especies como el zamarito colilargo (foto), colibrí pico de espada, colicintillo colinegro, rayito de sol brillante (de color amarillento) o el colibrí alizafiro grande. Ellos se alimentan del néctar de las flores.

Sustento del picaflor 
Para evitar colocar bebederos artificiales, los guardaparques siembran y cuidan los botones de guanto (izquierda). Los aretes (derecha) también atraen a las aves.

Naturaleza que sana
Diversas especies de plantas medicinales y alimenticias son otro atractivo. Algunas de ellas son la uña de gato (foto), el llantén o el botoncillo. Este último (flor amarilla) sirve como analgésico bucal.

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