si el amor se acaba, hollywood lo reinventa

‘Ella’, nominada al Oscar como Mejor Película, es un llamado de atención sobre la sociedad dependiente de la tecnología.

23 febrero 2014.

El amor ha salido del clóset. Tras generaciones en el oscurantismo, el amor muestra otras definiciones en el cine hollywoodense. Ya ha habido conatos irreverentes en Iberoamérica en el cine comercial con afamadas películas como ‘Fresa y Chocolate’ (1994) e incluso una menos popular de los últimos años ‘Contracorriente’ (2009). Ese cambio de la idea de amor no tiene un tono sexual ni de denuncia ni de reivindicación de derechos civiles, es más bien una exploración de otros matices del amor; tal vez hasta más complejos. ‘Ella’, por ejemplo, es una de esas cintas que quiebra un paradigma de la relación hombre – mujer en busca de un final feliz. El filme, nominado al Oscar este año, es un reto para la lógica. La razón: un hombre solitario se enamora de un sistema operativo y ese, aparentemente, es el mejor amor de su vida.

‘Ella’ abre una ventana para que la sociedad de la tecnología y las comunicaciones vean qué pasará si se consuma y santifica la relación entre un teléfono inteligente (las redes sociales) y el ser humano. El amor, según ‘Ella’, está conjugado con la soledad y los silencios, pero los silencios de unos individuos ensimismados por un sistema omnipresente en la tecnología. Hollywood suele construir sus guiones a partir de sus propias proyecciones e intereses. Pero la sociedad de consumo cambia y la industria (que a ella se debe) tiene que proponer una ficción que refleje las transformaciones e incluso mostrarse más tolerante.

En el 2010 se estrenó en EE.UU. ‘Los chicos están bien’. En Ecuador la cinta pasó casi desapercibida a pesar de sus cuatro nominaciones al Oscar. El argumento con el que se vendía esta producción era irreverente: una pareja de lesbianas tiene dos hijos por inseminación artificial. En la adolescencia, los chicos quieren conocer a su padre biológico. La lógica hollywoodense debía llevar hacia una historia sobre las dificultades de la pareja lesbiana; sin embargo, la película plantea otra visión del amor. Una en que el amor construye un hogar con un concepto distinto de familia. El debate, entonces, no es el amor que se tienen dos mujeres. El nudo conflictivo es la conformación de una nueva forma de familia y cómo teje su relación afectiva.

La tragedia o la comedia han sido los ganchos más comunes para describir el romance en Hollywood. La historia lineal, como en ‘Historia de amor’ (1970), terminaba con la muerte de uno de los amantes. En otros momentos irrumpieron historias del amor de la sociedad cambiante. ‘Kramer vs. Kramer’ ya reflexionaba sobre la separación, el sufrimiento de los hijos de padres divorciados y las relaciones padre-hijo. La sociedad de finales de los 70 cambiaba en EE.UU. y el cine lo entendía. En el 2010 aparece otra película (también inadvertida en Ecuador) ‘Beginners’, que explora la relación padre-hijo desde una visión menos ortodoxa que en ‘Kramer vs. Kramer’. Aquí un hijo (de más de 30 años) analiza sus sentimientos hacia una mujer a la vez que narra –sin muchos adjetivos- la homosexualidad de su padre anciano y moribundo, mientras recuerda la ausencia de una madre muerta.

¿Se complejiza el amor en el séptimo arte comercial? Tal vez la respuesta es que el amor siempre ha sido complejo, pero la sociedad ocultaba esas complejidades para mantener el cuento de hadas de una sociedad conservadora y funcional. Los quiebres cinematográficos se han dado cuando aparecen fenómenos sociales. ‘Filadelfia’ trató judicialmente la lucha de un homosexual frente a sus empleadores. La película de 1993 responde a la lucha de los derechos civiles de la minoría gay del Estados Unidos de la década de los 80. Sus personajes aún están enmarcados en estereotipos y enfrentados al concepto de familia y pareja tradicional. El amor, en ese escenario, aún vagaba en su concepto original, al menos en el que plantea la fantasía hollywoodense.

‘Ella’ es un llamado de atención sobre el amor y la construcción de las relaciones en la sociedad de la individualidad. En ‘Ella’ los seres humanos están solos, pero bien comunicados. En ‘Ella’ ya no hay carencias materiales, pero en el metro todos los pasajeros hablan con sus sistemas operativos: viven una ficción construida por sus propias necesidades. El amor hollywoodense pudo haberse reinventado porque la sociedad ya aprendió que los cuentos de hadas no siempre terminan en felicidad, como la vida real. La industria cinematográfica más grande del planeta entiende que la sociedad se está autodefiniendo como amante de la tecnología, al menos en el primer mundo y sus zonas de influencia. Sin embargo, cabe dar su porcentaje de responsabilidad al espectador.

El público obligó a salir al amor de ese oscurantismo. Los apasionados del cine pueden leer otros conceptos en ‘Ella’, porque viven también un idilio con la tecnología, son más cultos en tecnología. ‘Ella’ no es una apología de una sociedad desarrollada, es una luz para reencontrarse con el amor carnal, pero la cultura tecnológica es una debilidad para interrelacionarse carnalmente.

Marcos Vaca M. Editor digital

El filme se desarrolla en un futuro cercano. El actor Joaquín Phoenix interpreta a Theodore, un divorciado que compra un sistema operativo para evitar su soledad.

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