50 opciones para nuestra sexualidad

Facebook propuso más de 50 alternativas para la identidad de género de sus usuarios. Esa selección va más allá de la orientación sexual o la biología.

23 febrero 2014.

En tiempos de diversidades virtuales y reales, la innovación de Facebook, para que el usuario pueda escoger su identidad de género de entre más de 50 opciones, despierta reflexiones. Más, cuando antes se dependía en una categorización binaria -hombre o mujer- que no admitía instancias intermedias. La decisión de la firma apunta ideas sobre la influencia del activismo Glbti, que ve la propuesta como un paso hacia el ideal de que nadie debiera ser obligado a ocupar una norma de género. Pero también levanta cuestionamientos sobre la astucia de la red social para el mercadeo, pensando en la ‘comodidad’ del usuario. Además de forjar un debate en torno al uso y al abuso del lenguaje. El sicólogo español Gabriel J. Martín señalaba -para la BBC Mundo- un punto positivo en esta innovación: “Cuando tienes que visibilizar una situación no estándar cuesta mucho. A veces no se atreven a verbalizarlo abiertamente, pero si lo ponen en Facebook a lo mejor así los demás descubren cómo quieren ser tratados”.

Lo que empata con lo expuesto por la filósofa Judith Butler en su libro ‘Deshacer el género’, donde dice que el género propio no se ‘hace’ en soledad, pues siempre se está ‘haciendo’ con o para otro, aunque el otro sea solo imaginario. Las nuevas opciones de Facebook engloban caraterísticas biológicas, orientación sexual, espiritualidad, apariencia o actitudes hacia la clasificación de género. Con ello, los rasgos de conducta de los individuos ya no se interpretan como masculinos y femeninos, o desde un esquema definitorio de sus papeles sexuales.

Frente a los textos de Butler, el sexólogo alemán Volkmart Sigush comentaba que tanto el sexo como el género están enteramente determinados por la cultura, carecen de toda ‘naturaleza natural’ y son, por lo tanto, alterables, transitorios y susceptibles de ser subvertidos. Esta lectura no dista de la ‘sexualidad plástica’ de la que hablaba Anthony Giddens: una sexualidad descentrada, liberada de las necesidades de reproducción y unida intrínsicamente a la identidad. Ya no una condición natural que el individuo acepta como un asunto de negocios preestablecido, sino algo que se ‘tiene’ o se cultiva, accesible al desarrollo de diversos estilos de vida. Un sexualidad que sustituye el ¿quién soy? por el ¿cómo viviré? Al poder definir la identidad sexual con un clic, el usuario se manifiesta mediante ese acto performativo virtual. Con ello regulariza su estatus frente a la comunidad, un hecho que lo forma como sujeto, aunque ya haya preexistido como tal.

La propuesta que la popular red social ha lanzado en la versión en inglés de su página de EE.UU. multiplica las designaciones sobre la definición de género del usuario, dejando como resultado una numerosa cantidad de términos. Entre las opciones a seleccionar están: agénero, andrógino, bigénero, cisexual, fluido, ‘nonconforming’, cuestionado, intersexual, neutral, no binario, pansexual, ‘dos espíritus’... Muchos de ellos resultan inconsistentes o actúan como sinónimos de otros. Por ejemplo, una persona es cisexual cuando su identidad sexual coincide con su sexo genital: un hombre que se siente hombre, una mujer que se identifica como tal. Mientras que agénero o neutral significan lo mismo, designan a quien no se identifica ni como hombre ni como mujer.

Si bien los términos que nos permiten ser reconocidos pueden ser variables y articulados socialmente, la facilidad con la cual se han postulado estos neologismos puede incurrir en un abuso del lenguaje. Las expresiones estarían vacías, a no ser que se especifique el contenido de las mismas. Como si las categorías dijeran más sobre la necesidad de categorizar las identidades, que sobre la identidad misma. Para Butler, “se trata de desarrollar un nuevo léxico legitimador para la complejidad de género que siempre hemos estado viviendo, un nuevo léxico dentro de la ley, la siquiatría, la teoría social y literaria”. Se trata -dice- de crear un mundo en el que aquellos que entiendan su género puedan vivir libres de su sensación de irrealidad. Curiosamente, ahora, eso se ha dado pero en la calle virtual.

La propuesta de Facebook -expuesta en el mercado como incluyente y sensible- deja en claro, además de una desviación de la tradición y el dogma, que la identidad sexual puede formarse por diversas configuraciones de rasgos relativos a la aparencia y la conducta. Y que, desde la virtualidad, las nociones contemporáneas de realidad pueden ser cuestionadas, mientras que otras nuevas pueden ser cuestionadas, mientras que otras nuevas pueden ser instituidas.

Flavio Paredes Cruz. Editor
paredesf@elcomercio.com

Las propuestas para definirse desde la red social
Además de escoger la identidad de género, la plataforma permite seleccionar la manera en que el usuario desea ser tratado por los otros: él, ella o ellos(as). Algunas de las categorías propuestas son: bigénero, quien se siente tanto hombre como mujer y alterna entre ambas identidades; pansexual, que se identifican tanto como hombres, mujeres u otro género distinto; ‘dos espíritus’, término usado por los indígenas de América del Norte, en cuyo interior conviven identidades masculinas y femeninas.

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