A propósito del Día Mundial del Agua, una muestra de sus extraordinarias formas y movimientos que se pueden expresar en diferentes modalidades.
23 marzo 2014.
El sonido del agua es uno de los más poderosos de la naturaleza. Como el fuego, tiene la capacidad de silenciar todo. No solo es fuente de la vida, sino también lo que hace que la vida adquiera sentido. Contemplar los ríos, el mar, las cascadas, la lluvia son algunos de los deleites superiores de la humanidad.
Pero el agua también puede ser terror y amenaza. Las palabras ‘tsunami’, de uso reciente, e inundación, desalientan al más bravo.
Es, además, la mayor preocupación de hombres, mujeres y niños ante su eventual escasez y dicen que será la causa fundamental de los grandes enfrentamientos bélicos en un futuro no tan lejano. En plena celebración del Día Mundial del Agua, EL COMERCIO brinda este homenaje a esta materia vital. El agua tiene sus diferentes manifestaciones: es el rocío de la mañana, es la lluvia, es el vapor, es la materia esencial de nuestras sopas, es causa de un museo en la capital, es decoración de las urbes y es un secreto que está más allá de ser una simple composición de H2O.
Sobre una mesa de vidrio, el agua se derrama en un instante y construye altorrelieves plateados y armoniosos.
En los alrededores de Quito, en la Reserva de Bosque Nublado Tanlahua, se observa el rocío de las madrugadas.
Desde el ingreso en el ascensor de Yaku, el Museo del Agua, en Quito, el agua de lluvia se refleja en un vidrio.
En un recorrido por el Centro de Quito, un chorro de agua acompaña al movimiento del sol durante el mediodía.
Es posible sorprenderse mirando un baile de armonía, cuando el líquido cae en una pileta del Museo del Agua.(izquierda).En la zona interactiva del museo de Ciencias de Quito, las burbujas suben hacia la superficie, en un tanque traslúcido.(derecha)